Que un becario dedique 16 horas al día sin cobrar en una cocina con estrella Michelin es «parte del aprendizaje» e incluso ha de ser considerado como «un privilegio» para muchos de los grandes chefs españoles. Estas declaraciones el pasado mes del cocinero Jordi Cruz, han desatado la polémica sobre la valoración que se tiene de los becarios, extrapolándose de la cocina a los diferentes ámbitos.

El último informe publicado por la Comisión Europea: «La experiencia de los becarios en la Unión Europea», revela que el  58% de los alumnos en prácticas en España no recibe ninguna remuneración. Sí que es cierto que nadie obliga a un becario a aceptar estas condiciones, pero para muchos es la única forma de ir construyéndose un currículum y formarse para su posterior acceso al mundo laboral. Además, en este mismo informe  7 de cada 10 estudiantes reconoce que durante su período de prácticas ha tenido una carga laboral equivalente a la de los trabajadores con contrato. La diferencia, que no cobran ni un euro. Un dato que también lo apoya el estudio llevado a cabo, Becatester, una plataforma para prácticas de empresa, que defiende que el el 40,4% de encuestados se siente explotado, ya que realiza las mismas funciones que todos sus compañeros de trabajo, pero sin tener la misma formación ni el mismo sueldo.

Curioso era el reportaje publicado por David Brunat en El Confidencial sobre “el polémico negocio de los stagiers», refiriéndose al término en español, aprendiz. Decía así; «Si un día usted se acerca a un local de una estrella, hallará tras los fogones entre un 10% y un 30% de aprendices. En un dos estrellas, la cifra superará fácilmente el 50%. Y si una noche decide darse el lujo de pagar 300 o 400 euros por vivir la experiencia de un tres estrellas Michelin, debe saber que al menos un 80% de los cocineros que elaboran sus manjares son jóvenes becarios, sin salario». Sin duda alguna, un claro ejemplo de que muchas de las empresas que contratan a becarios lo hacen por el simple hecho de aprovecharse de ellos y ahorrarse un gran dinero sin fichar a gente que se encuentra en paro.

Y lo cierto es que el ciclo de becarios puede llegar a ser infinito. Una vez termina su contrato, acceden nuevos a la cadena para ser sustituidos por otros una vez termine su periodo de prácticas, sin ninguna posibilidad de contrato. Según publica el informe de la Comisión Europea anteriormente citado, solo el 36,2% de los jóvenes logra continuar trabajando en la empresa. El resto son sustituidos por otros.

Para colmo, las declaraciones de Salvador Sostres articulista del ABC que decían así: “Si los becarios dejaran de hacer el ridículo con sus absurdas y ridículas pretensiones, y se dedicaran con cuerpo y alma a aprovechar sus oportunidades, no habría en España tanto quejica, ni tanto indignado, ni tanto fantasma pensando que le debemos algo”. Permítanos señor Sostres hacerle un apunte. Está muy bien que los jóvenes tengan la posibilidad de aprender en grandes empresas, pero para conseguir una mayor motivación, nunca viene mal que se les premie con una cuantía económica, por muy pequeña que sea. Premiar el trabajo, el sacrificio y la entrega hasta el momento no es cosa de locos, pero como en todo, en España jugamos en otra liga.

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Humor para becarios. Vía: preperiodistas.wordpress.com